miércoles, 23 de abril de 2008

El resplandor

Estaba frente al espejo con todos los materiales de restauración extendidos ante mí, cuando después de contemplarme un largo rato no pude evitar formularle al espejo, nuestro alter ego, la terrible pregunta espejito, espejito, tú crees qué podrá existir en alguna parte otra rostro pálida más pálida que yo. El espejo, con mucha inteligencia, me indicó con un guiño de luz que el problema era fácil de solucionar; sólo había que salir a la calle y renovar la paleta de maquillaje. Igual que cambiamos el vestuario de una estación a otra, hemos de substituir también nuestras pinturas de guerra. Siguiendo el consejo de mi amigo me terminé de arreglar con mis viejas aliadas. Cuando hube acabado las recogí cariñosamente y con mi eterna gratitud las guardé en su neceser de Gucci hasta el próximo otoño. Cerré la puerta y me fui al kiosko más cercano a comprarme una publicación especializada para, con la ayuda de las chicas, elegir las nuevas herramientas de belleza.
Al primero al que le enseñé la revista fue a Gabi. Quería conocer su opinión sobre la mujer de portada, fascinante, fueron sus palabras, y entonces supe que había acertado con la elección de revista. Siguiendo sus consejos nos podríamos convertir en ella, así que mientras le pedía un manhattan, me dirigí hacia nuestra mesa con la revista desplegada anunciando a mis amigas que les traía el secreto para convertirnos en chicas de portada, y así, sin más preámbulos, nos pusimos a bucear en los secretos de las más hermosas. Para ir a trabajar o para una cita informal el maquillaje ideal es el de Max Factor, mate, transparente y luminoso, muy casual chic: su complemento perfecto son los polvos transparentes de Clinique, para darles a los ojos una mirada alegre y luminosa de mujer segura de sí misma debemos buscar las sombras metalizadas en ocres, grises o rosas de Chanel, pero nada como el rubor natural de los coloretes en tonos minerales o rosas de Estée Lauder para ingenuas y cándidas muchachitas, y el toque chica picante lo ponemos con los labios naranjas de Armani. Imprescindible el rimel transparente de Lancome.
Llega la noche y la mariposa se convierte en murciélago. Su maquillaje es voluptuoso y atrevido, un aterciopelado melocotón de Yves Saint Laurent, iluminado por las míticas perlas de Guerlain. Somos las reinas del glamour y por ello las purpurinas verdes, azules o grises de Dior enmarcadas por Long Lash, la máscara negra de pestañas de Helena Rubinstein, acentúan esa mirada misteriosa que tan inquietante resulta; el efecto de sensualidad nos lo da el blush Star Light de los pómulos y la mujer fatal estalla en los fucsias y en los rojos pasión de Givenchy. ¿Mujeres naturales, mujeres románticas, mujeres fatales o simplemente mujeres?