jueves, 12 de junio de 2008

El príncipe

Como no podía ser menos, nuestra reunión del viernes fue monotemática. De repente nos habíamos quedado huérfanas. Junio se estrenó con un adiós a la vida por parte del Príncipe, del rey de reyes: Yvest Saint Laurent. Cuando el lunes, como cada mañana mientras desayuno, ojeaba el periódico, no podía dar crédito, sabía que el maestro estaba enfermo pero nunca pensé que lo estuviese hasta ese punto. Los genios no deberían morir, es más, debería estar prohibido por ley hasta que enfermaran. Cuando terminé de leer la noticia llamé a las chicas. Ya lo sabían. Mientras charlábamos se me ocurrió: la noche del viernes le haríamos nuestro pequeño homenaje y para ello nada mejor que vestirnos con una prenda diseñada por él y recordar su vida, las chicas estuvieron de acuerdo y nos citamos, como siempre, en Islantilla a las nueve.
Curiosamente esta vez llegamos las cuatro a la vez, coincidimos en la puerta del restaurante. Manolo, nada más vernos, nos dio el pésame, sabe que es uno de nuestros diseñadores favoritos, y por cuenta de la casa, para brindar por la memoria de Saint Laurent nos obsequió con los cuatro primeros manhattan de la noche. Cada una de nosotras elegimos esa tarde un complemento para rendirle nuestro particular tributo. Un fulard de seda en tonos verdes inspirado en la obra de uno de sus artistas fetiches Andy Warhool; una sahariana de inspiración africana, otra de sus grandes pasiones, que aúnan la mitología y la funcionalidad que ayudaron a forjar parte de su leyenda; un clásico, su cinturón de piel con el logo de la casa en metal plateado que forma parte de su colección prêt à porter, otro de sus grandes logros, fue el primer modisto importante que, en 1996, creó una línea paralela a la alta costura que bautizó como Rive Gauche. Dicen que con el transcurso de los años a las personas se las recuerda por su olor, así que yo opté por adornarme con unas gotas del mágico perfume París.
En 2002, el verdadero revolucionario de la moda dijo adiós a las pasarelas dejándonos como herencia inmortal el smoking femenino, los pronunciadísimos escotes en la espalda, las transparencias, los vestidos trapecio sin marcar cintura y los trajes de chaqueta. Sus diseños eran sencillamente exquisitos. Cómodos y discretos para el día, espectaculares y atrevidos para la noche y siempre elegantes y glamourosos. Aprendió con Dior y perfeccionó el camino que Coco Chanel nos abrió, pero sin duda quién mejor ha definido su estilismo ha sido su compañero Pierre Bergé con estas palabras: "Si Coco Chanel dio la libertad a las mujeres, Yves Saint Laurent les dio el poder". ¿Habrá mujeres mejor vestidas que las del Paraíso, ahora que Saint Laurent se ha reunido con Dior y Chanel?