lunes, 16 de junio de 2008

Sueños de un seductor

Ya lo decía el poeta, todo pasa y todo queda. ¡Qué gran verdad! Llegó, cantó y venció. Desde febrero, las chicas y yo estábamos esperando con ansiedad y con temor (cuando todo hubiera terminado, ya sólo nos quedaría el recuerdo pero no la ilusión por lo que íbamos a vivir) que llegase el 12 de Junio. Parecía que un nunca iba a llegar, pero lo hizo. Y sólo puedo decir que fue una noche mágica, si bien he de confesar mi más absoluta falta de objetividad y de sentido crítico hacia él. Ha sido, como el de tantas mujeres, mi primer amor, después ha habido más y espero que siga habiéndolos pero el primero nunca se olvida y esa noche las chicas y yo vibramos y nos electrizamos con Miguel Bosé como auténticas quinceañeras.
El jueves por la mañana tomamos un vuelo hacia Madrid. Las cuatro habíamos conseguido engatusar a nuestros jefes para tomarnos dos días libres y de paso hacer shopping por la capital. Nada más llegar dejamos las maletas en el hotel y nos fuimos a conquistar la ciudad. Teníamos un problema y pocas horas para solucionarlo, necesitábamos trapitos nuevos para acudir al Papitour, un encuentro con nuestro sueño exigía un vestuario de ensueño, así que enfilamos el barrio de Salamanca dispuestas a arrasar la ciudad.
A los conciertos hay que ir fashion, cómodas y sexys, es decir, con unos leggin en colores vivos, acompañados de un minivestido con estampado psicodélico de Max Mara, que es de lo más glamouroso, o bien unas mallas negras con una discreta minifalda tableada y un llamativo corpiño escotado, en un look de ingenua Lolita desconocedora de sus encantos. El clásico de los conciertos son, por supuesto, los vaqueros estilo años 70, de Levis, con bordados, y una camiseta básica en tonos manteca, resulta muy chic. La funcionalidad viene de la mano de los pantalones tipo Jodphur de Harén, combinados con una camisa Over-size en rayas o cuadros. Los siempre elegantes Capri, en tonos grises muy de temporada, con un top drapeado en tonos metálicos, una especie de versión soft y moderna de la época hippy, son perfectos para la ocasión pero para ponerle sal y gracia a la fiesta nada como unos shorts deshilachados de Prada en tonos blancos con un sugerente suéter de la firma que tornee la figura. El complemento perfecto para saltar y bailar son o las manoletinas o las deportivas y el abrigo del frío nos lo regalan la cazadora y las chaquetas de punto de la abuela en versión moderna.
El viernes llegamos a tiempo de contarle a Manolo cómo habíamos vuelto a vivir el sueño de unas adolescentes y mientras melancólicamente brindábamos con los manhattan me pregunté ¿Cómo vivirá él su propio sueño?