lunes, 14 de julio de 2008

Laura

¡A ver si te compras un reloj! Con estas palabras me saludaron las chicas la otra noche, un poquito enfadadas. Menos mal que su enojo, gracias a Manolo, no me pilló por sorpresa. Cuando entré en el restaurante, Manolo me advirtió que mis amigas estaban un tanto mosqueadas conmigo por llegar media hora tarde a nuestra cita. Miré el reloj y le dije que se equivocaba, eran las nueve y cinco y habíamos quedado a las nueve, no era para tanto, además ellas ya saben que calcular el tiempo no es mi fuerte. Nuestro barman sonriendo, me señaló el reloj del restaurante y me mostró el suyo, ambos marcaban las 9,30, estaba claro que el mío se había parado. Mientras Manolo se iba a prepararme un manhattan más cargadito de lo habitual, yo siempre lo tomo muy suave, para que me ayudase a soportar la que se me venía encima, tomé aire y con la mejor de mis sonrisas me dirigí hacia nuestra mesa con las manos en palma, diciendo: Llego tarde, llego tarde, llego tarde, con lo cual la regañina se quedó en un simple: ¡Cómprate un reloj, ya! Y como la necesidad obliga, ayer salí a comprar dos, uno para mí y otro para el conejo de Alicia, con la esperanza de que llegue a tiempo de ver a la reina de corazones. Los relojes sirven para mucho más que para dar la hora, a veces los asesinos esconden en ellos el arma del crimen, sino que se lo pregunten a Laura, el clásico de cine negro por excelencia, y a veces gracias a ellos, vestimos con elegancia y estilo nuestras muñecas. Esta temporada tenemos como novedad los relojes de Goluchet que parecen rugosos y rígidos pero son suaves y sofisticados, confeccionados en piel de raya o tiburón. Para la noche son perfectos los de Hysek en oro rosado adornado de diamantes y con la esfera negra o lacada. La nota de lujo nos la regala Tudor con sus relojes de oro amarillo y acero en los que destaca el acabado azul de sus manecillas. Los Guess de caucho en colores vivos (anaranjados, amarillentos, rojos, violetas, azules o rosados) tienen un aire deportivo e informal, muy de verano. Fashion y delicado resulta el que me autoregalé, un modelo de cerámica de Chanel con su irresistible esfera nacarada en un coqueto tono rosado, también los hay en blancos y negros, y al conejito le compré un divertido Swatch, muy acorde con su personalidad mundana y atrevida, combinado en blanco y negro, aunque me costó decidirme porque la mezcla de azul y rojo por una cara y rosa y naranja por la otra, producía un efecto tan chic... ¿Conseguiremos el conejo, en su país de las maravillas, y yo, llegar puntuales a nuestras citas?