sábado, 20 de septiembre de 2008

Prêt-à-porter

"El otoño se acerca con muy poco ruido: /apagadas cigarras, unos grillos apenas,/defienden el reducto/de un verano obstinado en perpetuarse,/cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste". El poeta tiene razón, el otoño se viene y el verano, se va, pero las chicas y yo este año hemos conseguido la cuadratura del círculo y cuando los campos han comenzado a dibujarse con cálidos tonos otoñales, nosotras, mágicamente, hemos reiniciado el verano de la mano de Milán, París, Nueva York y Madrid Fashion Week.
El sábado llegué directamente del aeropuerto, con la maleta, a mi cita con las chicas, estaban tan ansiosas por comentar las novedades del próximo estío que ni me permitieron pasar por casa. A cambio, cuando llegué, Manolo me tenía preparados mis aperitivos preferidos, un manhattan helado y una advertencia: la próxima semana Cibeles es mía. Asentí, sonreí y ataqué manhattan, aperitivos y conversación. Por este orden.
En 2009 reinarán el blanco y el negro. Para conformar un armario fashion necesitamos un sofisticado trikini inspirado en las ninfas mitológicas, con estampados pletóricos de color, de Andrés Sardá, una de las túnicas de noche adornadas con volantes o plumas, sexys y femeninas, de líneas puras y minimalistas inspiradas en las atrevidas y sugerentes noches de la fiebre del sábado de los 70, de Juana Martín, un delicado leggin, rosa empolvado, de encaje, con aires orientales de María Lafuente, unos originales pantalones de harén naranjas o unos imaginativos jodhpur azul eléctrico con los que Nicolás Baudelet nos transporta a la cultura mozárabe. Vuelven con José Miró los pitillos de pálidos colores. Uno de los imprescindibles del verano es el mono, bien con un toque de melancolía cuajada de lentejuelas, que recuerda al glamour de las actrices de los 50, modernizado por la superposición de ligeros vestidos de seda como los de Ana Locking, bien de sport chic con cremallera, como los de Carlos Díez, o hiperajustados, como si de una patinadora sobre hielo se tratara, en tonos nude o pastel de Duyos, pero la estrella son los vestidos y Miguel Palacios su artista. Son estructurados, rígidos, con volúmenes, pliegues, drapeados o lazos en la parte delantera, en turquesas, malvas, grises. El estilo urbano destilando elegancia y clase lo presentó Juanjo Oliva con sus baggys de talle alto combinados con camisas etéreas semitransparentes, y chaquetas y abrigos de cuello chimenea simplificados hasta llegar a su esencia. No nos pueden faltar los vaqueros lavados de los 80, en verde, salmón o malva y una falda plisada al tobillo de El Delgado Buil. Fantásticos los looks coloristas de Ágatha: el colegial con shorts y el naif con baggys ajustados al tobillo y muy frescas las faldas abullonadas, en metalizados de El Ego, la hermana pequeña de Cibeles. ¿Se hará realidad el sueño de vivir un eterno verano?

Prêt-á-porter

"El otoño se acerca con muy poco ruido: /apagadas cigarras, unos grillos apenas,/defienden el reducto/de un verano obstinado en perpetuarse,/cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste". El poeta tiene razón, el otoño se viene y el verano, se va, pero las chicas y yo este año hemos conseguido la cuadratura del círculo y cuando los campos han comenzado a dibujarse con cálidos tonos otoñales, nosotras, mágicamente, hemos reiniciado el verano de la mano de Milán, París, Nueva York y Madrid Fashion Week.
El sábado llegué directamente del aeropuerto, con la maleta, a mi cita con las chicas, estaban tan ansiosas por comentar las novedades del próximo estío que ni me permitieron pasar por casa. A cambio, cuando llegué, Manolo me tenía preparados mis aperitivos preferidos, un manhattan helado y una advertencia: la próxima semana Cibeles es mía. Asentí, sonreí y ataqué manhattan, aperitivos y conversación. Por este orden.
En 2009 reinarán el blanco y el negro. Para conformar un armario fashion necesitamos un sofisticado trikini inspirado en las ninfas mitológicas, con estampados pletóricos de color, de Andrés Sardá, una de las túnicas de noche adornadas con volantes o plumas, sexys y femeninas, de líneas puras y minimalistas inspiradas en las atrevidas y sugerentes noches de la fiebre del sábado de los 70, de Juana Martín, un delicado leggin, rosa empolvado, de encaje, con aires orientales de María Lafuente, unos originales pantalones de harén naranjas o unos imaginativos jodhpur azul eléctrico con los que Nicolás Baudelet nos transporta a la cultura mozárabe. Vuelven con José Miró los pitillos de pálidos colores. Uno de los imprescindibles del verano es el mono, bien con un toque de melancolía cuajada de lentejuelas, que recuerda al glamour de las actrices de los 50, modernizado por la superposición de ligeros vestidos de seda como los de Ana Locking, bien de sport chic con cremallera, como los de Carlos Díez, o hiperajustados, como si de una patinadora sobre hielo se tratara, en tonos nude o pastel de Duyos, pero la estrella son los vestidos y Miguel Palacios su artista. Son estructurados, rígidos, con volúmenes, pliegues, drapeados o lazos en la parte delantera, en turquesas, malvas, grises. El estilo urbano destilando elegancia y clase lo presentó Juanjo Oliva con sus baggys de talle alto combinados con camisas etéreas semitransparentes, y chaquetas y abrigos de cuello chimenea simplificados hasta llegar a su esencia. No nos pueden faltar los vaqueros lavados de los 80, en verde, salmón o malva y una falda plisada al tobillo de El Delgado Buil. Fantásticos los looks coloristas de Ágatha: el colegial con shorts y el naif con baggys ajustados al tobillo y muy frescas las faldas abullonadas, en metalizados de El Ego, la hermana pequeña de Cibeles. ¿Se hará realidad el sueño de vivir un eterno verano?