lunes, 21 de septiembre de 2009

Azul oscuro casi negro

Estoy viviendo una contradicción más en mi vida. Adoro el verano y me priva la ropa estival pero ya estoy un poco cansada de ella, y me apetece cambiar. El problema es que un cambio de vestuario significa decirle adiós al verano y eso me deprime. Otra vez oscuridad, frío y rutina ¡uf, qué horror! Menos mal que siempre queda el resquicio de los viernes con las chicas, las fiestas, las salidas nocturnas del finde, las inauguraciones, los cócteles, los estrenos, las cenas, las escapadas románticas, las nuevas aventuras. Pensándolo bien, el panorama no es tan desolador. Bueno, sí lo es porque la caída de la hoja significa que nos tenemos que despedir de Gabi y eso no me gusta, claro que a su vez ello implica que volvemos a ver a Manolo, y eso me encanta. Resumiendo: Estoy hecha un lío y vivo en un constante sí pero no, no pero sí. Tan ensimismada iba el viernes en mis pensamientos que ni siquiera oí como una de mis amigas me llamaba hasta que sentí su mano en mi brazo. Extrañada (tengo un oído finísimo), me interrogó con la mirada y le conté mis cavilaciones de camino al restaurante. Cuando llegamos y mientras Gabi nos ponía unos manhattan, trasladé a las chicas mi desazón, ellas también sentían algo parecido. Empezaba a oscurecer y todas las luces del restaurante se encendieron de golpe. La luz y el color son la vida, me dije, ahí está la clave, en recibir al otoño con alegría y para ello decidimos investigar qué colores llevaremos esta temporada.
El Instituto Pantone Color es el gurú del color, y este año ha prescrito que debido a la crisis económica mundial y al estado de ánimo que la misma ha provocado en el mundo nos vamos a vestir con tonos pastel cargados de tintes melancólicos y vamos a aparcar los colores brillantes propios de las situaciones de bonanza. El colorido será suave, inspirado en la tierra, el mar, las verduras y las frutas y la palabra clave será neutral, así los diseñadores se convierten en pintores que ilustran en la pasarela la realidad de la calle. Entre otros nos moveremos en la gama de los negros, grises, azules, marrones, verdes, berenjenas, violetas o morados. Frente a esta tendencia tenemos la de Versace y Gucci con matices de neón como el rosa, el azul, el rojo o el naranja, sin olvidar los plateados; la de Benetton con tonalidades claras y vivas: verdes, morados, rosas, azules, rojos o Chanel con sus rojos y blancos. La tendencia más sofisticada y elegante será la monocolor. En rojo, verde, azul intenso o negro para las más atrevidas y en colores suaves para las discretas ¿A qué jugamos, al brillante parchís o al poderoso Monopoly?

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