domingo, 5 de abril de 2009

Llega la Semana Santa y con ella el agobio, los turistas y las vacaciones. Las chicas y yo, este año hemos decidido salir huyendo de las procesiones. Es cierto que son muy emocionantes y muy hermosas, pero también lo es, que resultan asfixiantes, al menos para mí, aunque a Manolo, que es cofrade, cualquiera se lo dice. Nos ha costado encontrar el lugar de destino adecuado porque para tan pocos días no queríamos desplazarnos al extranjero y nuestro objetivo era escapar de los pasos y de las playas concurridas, algo difícil de lograr quedándonos en casa, ya que son los dos pilares de la semana santa española, así que, tras un arduo estudio de posibilidades, concluimos que el destino perfecto era Asturias, donde por una parte no hay demasiadas procesiones y por otra, dado lo friolera que soy, no tendré la tentación de hacer turismo playero.
El viernes nos reunimos alrededor de un manhattan para ultimar detalles, preparar el equipaje y encontrar la mejor manera de decirle a Manolo, sin que se ofendiese, que esta vez no íbamos a estar presentes al paso de su hermandad. Al finalizar la noche, Manolo había entendido, sin enfados, nuestra ausencia y al llegar a casa sólo tuve que meter la ropa ya elegida, en la maleta. Bueno, alguna que otra cosilla que me faltaba, salí el sábado a comprarla y al final, el equipaje para la escapada quedó formado por un conjunto marinero, imprescindible esta primavera, coqueto y chic, ideal para pasear por la playa de Salinas, y cenar a la orilla del mar, compuesto por un pantalón capri azul intenso, un suéter de pico blanco, una chaqueta de rayas anchas blancas y azules y unas manoletinas azules; para la noche de teatro en el Campoamor, dónde se celebra la gala Príncipe de Asturias, nada más adecuado que un glamouroso vestido con escote asimétrico en color nude, una romántica gabardina (por si llueve) estampada en tonos rosas, unos peep toes y un bolso de mano, tamaño XXL en bronce, que sirve tanto de día como de noche. Para ponerse a tono con la visita por el centro de la ciudad, evocando décadas pasadas, es insustituible una sexy falda tubo de cintura alta, inspiración años 50, en la gama de los morados, combinada con un top de lunares amarillos, una americana de la misma tonalidad y botas altas. Para adentrarnos en los frondosos Picos de Europa he metido unos vaqueros, unas reebok, un blusón muy floral y un trench. El último día iremos a Covadonga, a conocer Los Lagos y a visitar a La Santina y para esta excursión me he decantado por la comodidad y el desenfado juvenil de las bermudas. ¿Nos cruzaremos con La Regenta por las calles tortuosas del Oviedo antiguo?