lunes, 27 de julio de 2009

Un verano en la Provenza

Cinco, cuatro, tres, dos, uno… Comenzó la cuenta atrás. El sábado despegamos rumbo a la ciudad de los sueños, allí nos esperan diez días de amor y lujo. Vuelvo a casa, cambio de equipaje y de compañía, y me voy quince días a Isla Mauricio. Como volveré agotada del viaje, los últimos cinco días de vacaciones los pasaré relajándome para afrontar el crudo invierno en un paradisíaco Spá del Valle de Arán. El viernes ultimamos los detalles. Pasamos por la agencia, recogimos los billetes, confirmamos el hotel. Mientras cenábamos repasamos las cuatro maletas, a fin de no olvidar nada. Teníamos que llevar un sinfín de cosas para la mañana, la tarde y la noche. La ciudad y la campiña. La tarde de shopping y la mañana de museos. El teatro, la ópera, el ballet, el Mouline Roge… Para pasear la ciudad, para adentrarnos en el barrio Latino, con sus callejas, sus cafés, sus restaurantes, sus conciertos de Jazz, para vivir la bohemia de Momatre, con sus pintores callejeros y esa luz tan especial que envuelve toda la ciudad, en suma, para disfrutar París la nuit. Sólo hay algo que echaremos de menos y que París no tiene ni nunca tendrá: los manhattan de Gabi, por eso el viernes le pedimos que nos los preparase un poquito más chispeantes que de costumbre, para poder llevar su sabor en la piel. Repasando el equipaje nos dimos cuenta que nos faltaban algunas cosillas así que aprovechando las rebajas el sábado nos fuimos de compras.
Resulta imprescindibles para visitar los alrededores de París llevar unos shorts vaqueros y los Levi’s etiqueta roja 501 sientan de maravilla. Lo más cómodo para caminar son unas alpargatas, las de Castañer además de cómodas tienen un interesante toque chic, hay que meter en la maleta unas sandalias romanas, muy fashion y fresquitas y para la noche nada tan sexy como los taconazos de Manolo Blahnik. Un Bolso bandolera para el día con flecos y de estilo neohippy y un birkin para las tardes, la noche vamos a guardarla en una mínima carterita de carey. Hemos de ir cómodas, fashion, elegantes y sexys así que tanto en la maleta de las chicas como en la mía habrá un mono estampado que es el top del verano, yo me he comprado uno de Miss Sixty divino; un largo y vaporoso vestido hippy, otro con cuello halter y falda globo y varios minis, brillantes y sensuales; unos pantalones pitillo, unos capri, unos bombachos y unos baggy pants, una falda lápiz de cintura alta y otra vaporosa, un top asimétrico, de tirantes, con un solo tirante, con escote palabra de honor, un par de blusones con un hombro desnudo y divertidas camisetas. No llevamos prendas de abrigo ¿Alguien se imagina por qué?


Un americano en París

Tengo colgado en mi despacho un calendario y cada mañana, lo primero que hago es tachar el día. Ya tengo 194 cruces, sólo me quedan por marcar 13, y seré libre durante 31 maravillosos días, pero como no todo podía ser felicidad, había una pequeñísima nube que empañaba mi dicha, todavía no sabía qué iba hacer con mis vacaciones. Bueno, pensé, esta tarde seguro que las chicas me ayudan a escoger destino, y así fue. Curiosamente ellas tenían la misma preocupación que yo y las cuatro llegamos cargadas al restaurante con un montón de folletos de viajes. Gabi, después de ver llegar a la última de mis amigas, no se pudo reprimir y cuando se acercó a nuestra mesa con los manhattan, nos preguntó con mucha sorna que si pensábamos montar una agencia de viajes. Ninguna le contestamos. Son ya muchos años y sabe que siempre se repite la historia. Somos chicas de last time. Acordamos decidir primero el destino común pero sin darnos cuenta, lo que hicimos fue elegir cada una sus vacaciones: Jordania, Isla Mauricio, Canadá y Tanzania, pero nuestro viaje se nos resistía, cuando entraron dos señoras comentando que ya habían visto en una revista las tendencias para 2009/2010. Claro, dije acaba de celebrarse la semana de la moda de París, y entonces me di cuenta. París. Ese era nuestro destino. La ciudad perfecta: belleza, cultura, romance y compras. Con suerte algún adelanto del invierno podremos traernos.
París fashion week sigue siendo la catedral de la moda. Milán, Nueva York, Madrid son los grandes, pero París es la reina, la alta costura. Sinónimo de clase, elegancia, estilo y dinero. De Valentino a Chanel pasando por Saint Laurent, Dior, Givenchy, Lacroix, Gaultier, Armani Privé, Elie Saab, Hermés, Prada... Los gurús de la moda, qué mujer no ha soñado alguna vez con lucir un modelo de alta costura diseñado por cualquiera de ellos, no un complemento, un perfume o un maquillaje. No. Eso es fácil de tener. Un traje y si es de noche aún mejor, pero ese sueño sólo está al alcance de unas pocas y precisamente ahí radica su encanto, en que gracias a que sabemos que es una quimera, podemos seguir soñando un día y otro y otro, sin miedo a que la realidad nos despierte de un sopapo. Aunque este invierno tampoco estén físicamente en nuestros armarios si lo estarán a través de sus colecciones de pret a porter o de las de sus discípulos en los ali-in-one o en los jumpsuit que luciremos, en los estampados animales, en todas las tonalidades del blanco, en los negros, nude o azul carbón que nos invadirán, en los encajes y las lentejuelas o en las prendas superpuestas y de grandes volúmenes ¿Se hará realidad el sueño este verano?

Ni un pelo de tonto

La madrugada del viernes tuve una pesadilla terrible. Soñé que una bruja me maldecía y que todos los días al levantarme encontraba la almohada tomada por cabellos, hasta que un día al despertarme sólo había un pelo en mi cama, mi último pelo. Me tocaba la cabeza y estaba calva. Entonces, se me aparecía la bruja y me decía que nunca más volvería a tener mi hermosa cabellera; en ese momento me desperté bañada en sudor y desesperadamente me toqué. El pelo seguía ahí. Encendí la luz, me levanté y me dirigí al espejo. Me pasé la mano por la cabeza y unos cuantos cabellos me cayeron en la mano. Me invadió el terror. Eran las cinco de la mañana y no podía telefonear a las chicas. Me serví un manhattan y tomé una determinación, a primera hora iría a cortarme el pelo, con esta resolución me acosté, pero apenas pude dormir. A las nueve llamé al periódico y les dije que si me necesitaban me localizaran en el móvil y me fui a la peluquería. Nada más llegar le dije a mi estilista que me cortase el pelo. Se extrañó pero no dijo nada. Cogió la tijera y antes de empezar me comentó los cortes que se llevan esta temporada para que juntas escogiésemos. Un estilo informal y desenfadado es el corte a navaja, degradado y con color; para mujeres seguras de sí mismas el arriesgado corte Garçon es ideal; el estilo Bob pero muy asimétrico es puro glamour; para un look femenino y moderno el cabello corto y ondulado, estilo años 60, con un twist de rebeldía, mucho brillo y volumen en las puntas; otra opción es la media melena lisa en un tono, con un misterioso fleco largo lateral. Preciosos, pero no me sentí capaz. Soy una adicta al pelo largo. Le conté la pesadilla y después de darme un cariñoso tirón me propuso retocar el corte, el color y hacerme un peinado fashion: la trenza, deshecha, lateral o romana. Acepté y comenzó a arreglarme. Mientras lo hacía me comentó que se lleva mucho el look romántico con largas ondas naturales en un único tono muy brillante, las melenas extra lisas, las de largo XXL con mechones caídos y las largas y rectas y entre los peinados destacan los sexys recogidos con efecto mojado o con rebeldes mechas que simulan desorden, los elegantes rodetes formando un chignon, las colas de caballo laterales y los peinado con raya en medio bien definida.
Esa noche se lo conté todo a las chicas. Primero se horrorizaron, luego me regañaron por no haberlas llamado, después me felicitaron por mi peinado y por último pidieron cita en la pelu. Y Gabi, al verme, me piropeó. ¿Podré alguna vez desengancharme de esta adicción?

Y Dios creó a la mujer

No puedo abrir los ojos. Los párpados me pesan, la cabeza me va a estallar y creo que me duelen hasta las uñas. Cuando en el siglo pasado Mecano cantaba aquello de “hoy no me puedo levantar, el fin de semana me dejó fatal, toda la noche sin dormir, bebiendo, fumando y sin parar de reír” ¡que lejos me encontraba de saber que un día yo me sentiría como la prota de la canción! Anoche celebramos la despedida de soltera de una amiga, ella se despidió de su soltería y yo, casi, casi de la vida. Lo único que me consuela es que las chicas, están igual que yo. Aún así mereció la pena. El viernes las chicas y yo nos reunimos para cenar y decidir qué le íbamos a regalar a la novia en su despedida. Queríamos que fuera algo muy personal pero no acabábamos de encontrar lo que buscábamos y ya empezábamos a desesperar, cuando Gabi, mientras nos servía unos manhattan, comentó que uno de sus sueños de siempre era regalarle ropa interior a una novia en vísperas de su boda. Ese, era el regalo que buscábamos. Delicado, personal, íntimo y seductor... Ya, sólo nos quedaba barajar las opciones del mercado.
Las medias de Wolford, en blanco roto rematadas con un suave encaje son perfectas para una novia. Nos decantamos por un glamouroso conjunto de braguita y sujetador de La Perla, muy romántico, de color marfil, en encaje y seda para la novia. Yo me compré un sofisticadísimo dos piezas estampado con efecto acuarela, ribeteado con encaje en tonos fresa, fashion total; una de las chicas eligió un seductor conjunto de Gemma de sutil encaje y delicado tul en negro que resultaba cautivador, otra de mis amigas se autorregaló un moderno y elegante básico de Belcor en negro y la tercera quedó fascinada por las transparencias estampadas de Intima Cherry. Para una noche de pasión descocada Chantal Thomas presenta una colección con un toque retro en encajes, sedas y satén rojos o negros inspirada en las pin up, la mujer fatal del cine negro y las bailarinas de cabaret. Los corsés de Etam en rojos y negros, llenos de encajes y transparencias son pura sensualidad y los de Pleasure State bordados en plata sobre negro y con destellos de Swarovsky, acompañado de un culotte, una braguita de talle bajo o un string, son una obra de arte. Dudamos entre un top y un short en amarillo lima estilo Basic chic de Malizia, un baby doll imitando un romántico jardín en rosa melocotón de Joelle, un satén perlado de picardías y tanga de Intima Cherry o un sexy camisón largo de tul y encaje de Jennifer López. Éste era el más adecuado. ¿Buen regalo para el novio verdad?