lunes, 5 de octubre de 2009

El demonio vestido de azul

Soy una mujer pegada a una agenda. Mi último gesto nocturno es abrir la agenda y mi primer gesto matutino es abrir la agenda. Y por si fuera poco, sueño con la agenda. La tengo triplicada, una en el ordenador, que controla mi secretaria, otra electrónica que siempre llevo en el bolso y una monísima de Loewe que tengo en casa junto al teléfono. Es mi salvación, sobre todo en Septiembre, el mes de la moda. Primero fue Barcelona, después Nueva York, luego Londres y Madrid seguidas por Milán y para finalizar París. Este mes vivo en el aire y eso que personalmente sólo he cubierto Londres, Madrid y estoy volando a París. Cuando les comenté a las chicas que había cambio de planes porque el jueves me iba una semanita a París, por poco me matan, y cuando les conté que había convencido al Direc para cubrir el próximo año Nueva York casi me dejan de hablar, menos mal que una de ellas recordó que teníamos pendiente el repaso a Cibeles, así que mientras Gabi con cara de “te odio” nos traía unos manhattan comenzamos.
Vestidos, color y pierna, así se define esta edición de Cibeles. Destacan los vestidos de Adolfo Domínguez en tonos suaves y con toques sofisticados en los escotes asimétricos, grandes espaldas y cinturas de avispa, los estampados atrevidos y coloristas de Victorio y Lucchino tanto superminis como largos y vaporosos, los vestidos interminables, geométricos y futuristas, en verde agua o rojo pasión de Devota y Lomba; los glamorosos, inspirados en los 50, de Hanníbal Laguna, midi o larguísimos, con escote palabra de honor, con un solo tirante, en forma de vértice o con lazos; los sensuales vestidos pareo de Kina Fernández, ceñidos, con escote palabra de honor y cintura alta, lisos o floreados, simulando las pinturas de Moldre; los sexys minivestidos de Sita Murt que marcan cintura y presentan inesperados volúmenes; los románticos de Amaya Arzuaga, con faldas mariposa, flecos láser, transparentes o estampados, pliegues y lazos que nos envuelven o el estilo chic de Miguel Palacio con sus minivestidos con capas, hombros estructurados y escotazos. Los pantalones serán pitillo como los de Ángel Schlesser, recto y ancho como los de El Delgado Buil o bombachos como los de Ana Locking. Llevaremos los coulottes de estilo retro de Ana Locking, los short ochenteros de TCN o los abullonados de Miriam Ocáriz, los trajes estarán llenos de femeninos pliegues y volúmenes como los de Roberto Torreta o serán ceñidos y midi. Sublimes, como los de Elio e irán acompañados por los modernos tops de lentejuelas de Andrés Sardá, y las faldas son midi, como las tiernas y melancólicas de Lydia Delgado, o fashion, como las tipo lápiz de Ana Locking. ¿Me dejarán ahora irme a París?

La familia Addams

Conté hasta tres, respiré hondo y desconecté el móvil. Estaba a punto de estrellarlo contra el suelo cuando me quedé paralizada. Solté el teléfono sobre la mesa, dejé que sonara hasta el agotamiento y entonces lo apagué. En ese momento sentí un alivio tremendo. Eran las ocho de la tarde del viernes y durante las últimas veinte horas el móvil no había dejado de sonar. Mis nervios estaban deshechos. En cada llamada se repetía una y otra vez: la misma pregunta: has visto la foto, y la misma respuesta: sí. Es impresentable. Todo, todo, se puede perdonar en la vida, excepto la falta de clase, y nada hay más vulgar que no saber vestirse adecuadamente. No podía más, así que antes de salir, me dispuse a relajarme en el jacuzzi. Imposible. Cerraba los ojos y ahí estaba. Cuando abrí el periódico y vi la foto sufrí un shock, había pasado la semana rodeada de glamour, primero en Londres Fashion Week y después en Madrid. No estaba preparada para aquello.
Llegué puntual al restaurante por lo que Gabi no pudo resistirse a bromear sobre mi aspecto, tan british. Mientras esperaba a las chicas, me tomé un manhattan y me fui relajando. Según iban llegando me hacían la misma pregunta: Qué dictaminaban Londres y Madrid para la primavera. De vulgaridades, no hablamos. London fashion week este año se ha celebrado en un entorno de distinción, lujo y glamour, Samerset House, un palacio del siglo XVI con vistas al Támesis y ha sido tan trendy, rompedora y extravagante como siempre. Vivianne Westwood, la gran dama de la moda británica a sus 80 años vistió la pasarela con shorts y minifaldas sexys y atrevidas llenas de rayas, lunares y rombos, en tonos suaves con un aire de mestizaje chic muy interesante. Matthew Williamson se decantó por los minivestidos, llenos de glamour, drapeados y vaporosos en tonos ácidos y fluorescentes; Luella nos devuelve al estilo pop sesentero, con tonos pastel y estampados de pequeñas flores y lunares, ideal para niñas bien, con vestidos entallados en cintura y con faldas tulipa, abriguitos de cuello bebé y línea A, chaquetas cortas que acentúan el carácter dulce e infantil de las niñas buenas y pantalones de talle alto, Christopher Kane eligió para su colección enormes cuadros de Vichy en pícaras faldas de tablas; los diseños de Basso & Brooke, especialmente sus faldas hiperfemeninas son alegres, llamativas, sofisticadas, futuristas. Geniales. Los colores pastel del rosa palo al aguamarina de los minivestidos y trench de Jonathan Saunders son puro chic y Duro Olown como siempre fue color, color y más color. Fantásticos sus chispeantes piratas. Eran más de las dos y no habíamos salido de Londres, Madrid nos esperaba pero yo no podía más. Cibeles tenía que esperar ¿Podrá perdonarme la diosa?



lunes, 21 de septiembre de 2009

Los diez mandamientos

La otra noche, mientras buscaba en mi vestidor algo que ponerme para mi cita semanal con las chicas, me di cuenta de que todavía no había renovado mi fondo de armario para esta temporada y eso es catastrófico. Menos mal que aún estaba a tiempo de reparar tamaño error y esa misma noche lo solucioné.
Nada más entrar en el restaurante le pedí a Gabi que nos llevase a la mesa con urgencia cuatro manhattan y algo de picar. Besé a las chicas, me senté y les pedí que sacasen papel y pluma, les dije que teníamos que hacer deberes. Me miraron extrañadas, pero obedecieron y una vez que Gabi nos sirvió las bebidas les pregunté si alguna de ellas había ido de shopping, las tres contestaron que no, o sea, estaban en mi misma situación pero aún peor porque ni siquiera habían caído en que estaban al borde del abismo: había empezado la temporada y no tenían nada que ponerse. Suspiré profundamente y les expuse la situación, pero para que no cundiese la alarma, también les di la solución: íbamos a hacer una lista con las diez prendas básicas de la temporada y al día siguiente seríamos nuevamente chicas fashion.
Los diseñadores, debido a la crisis económica, han decidido recuperar tendencias de años anteriores empezando por el estilo discotequero de los 80. Vuelven los minivestidos segunda piel, ya sean brillantes o con lentejuelas, con escote asimétrico o con súper hombreras. Indispensable una falda o un vestido de cuero negro, y siempre, siempre, medias de fantasía: brillantes, de encaje, con dibujos o de topos y botas por encima de la rodilla como las del Gato con botas. Para abrigarnos del frío un gran clásico, el abrigo camel o tweed pero anudado con un cinturón a modo de bata. Nada hay más dulce y calentito para el invierno que la lana hecha un jersey de ochos, es perfecta si la combinamos con unos leggin de cuero o unos pantalones pitillo, resulta además muy sexy si lo acompañamos de unos botines de tachuelas al más puro estilo rock and roll y nos envolvemos en un cardigan o en un chaquetón de piel de leopardo que saque a la luz nuestro lado más salvaje, entonces, el éxito en las noches de vino y rosas estará asegurado; el toque felino en el bolso es una opción más discreta. Las chaquetas con hombreras de Pierre Balmain marcan tendencia y los vestidos de terciopelo, llenos de romanticismo y feminidad, serán nuestro mejor aliado en bodas, noches de gala y hasta en las mismísimas Navidades. Seguiremos luciendo pantalones harem, chalecos de pelo, camisas de cuadros y vaqueros desteñidos y rotos. Hemos hecho los deberes, la lista está terminada. Los mandamientos aprendidos ¿Cuál será la nota final sobresaliente o matrícula?

Azul oscuro casi negro

Estoy viviendo una contradicción más en mi vida. Adoro el verano y me priva la ropa estival pero ya estoy un poco cansada de ella, y me apetece cambiar. El problema es que un cambio de vestuario significa decirle adiós al verano y eso me deprime. Otra vez oscuridad, frío y rutina ¡uf, qué horror! Menos mal que siempre queda el resquicio de los viernes con las chicas, las fiestas, las salidas nocturnas del finde, las inauguraciones, los cócteles, los estrenos, las cenas, las escapadas románticas, las nuevas aventuras. Pensándolo bien, el panorama no es tan desolador. Bueno, sí lo es porque la caída de la hoja significa que nos tenemos que despedir de Gabi y eso no me gusta, claro que a su vez ello implica que volvemos a ver a Manolo, y eso me encanta. Resumiendo: Estoy hecha un lío y vivo en un constante sí pero no, no pero sí. Tan ensimismada iba el viernes en mis pensamientos que ni siquiera oí como una de mis amigas me llamaba hasta que sentí su mano en mi brazo. Extrañada (tengo un oído finísimo), me interrogó con la mirada y le conté mis cavilaciones de camino al restaurante. Cuando llegamos y mientras Gabi nos ponía unos manhattan, trasladé a las chicas mi desazón, ellas también sentían algo parecido. Empezaba a oscurecer y todas las luces del restaurante se encendieron de golpe. La luz y el color son la vida, me dije, ahí está la clave, en recibir al otoño con alegría y para ello decidimos investigar qué colores llevaremos esta temporada.
El Instituto Pantone Color es el gurú del color, y este año ha prescrito que debido a la crisis económica mundial y al estado de ánimo que la misma ha provocado en el mundo nos vamos a vestir con tonos pastel cargados de tintes melancólicos y vamos a aparcar los colores brillantes propios de las situaciones de bonanza. El colorido será suave, inspirado en la tierra, el mar, las verduras y las frutas y la palabra clave será neutral, así los diseñadores se convierten en pintores que ilustran en la pasarela la realidad de la calle. Entre otros nos moveremos en la gama de los negros, grises, azules, marrones, verdes, berenjenas, violetas o morados. Frente a esta tendencia tenemos la de Versace y Gucci con matices de neón como el rosa, el azul, el rojo o el naranja, sin olvidar los plateados; la de Benetton con tonalidades claras y vivas: verdes, morados, rosas, azules, rojos o Chanel con sus rojos y blancos. La tendencia más sofisticada y elegante será la monocolor. En rojo, verde, azul intenso o negro para las más atrevidas y en colores suaves para las discretas ¿A qué jugamos, al brillante parchís o al poderoso Monopoly?