martes, 1 de julio de 2008

Escuela de sirenas

Estoy mirando en el ordenador las fotos que hice la pasada noche y me he parado en la que nos tomó Manolo: las cuatro sentadas en la terracita de Islantilla con el mar de fondo, en una noche brillante, de luna llena, brindando con manhattan. Es nuestra primera foto del verano, así que voy a mandársela por e-mail a las chicas y yo me la voy a pasar a papel. Fue una noche deliciosa. Como música de fondo tuvimos el rumor del mar, como olor, el perfume de la playa y entre plato y plato, los chistes de Manolo ¡qué más se puede pedir! Pues sí, se puede pedir algo más. Ya habíamos oído el mar, olido el mar, nos quedaba probarlo y yo no quería esperar (he nacido en puerto de mar y llevo el mar en la sangre) así que les propuse a las chicas pasar el día siguiente en una recóndita playa de Huelva, no muy conocida. Estábamos haciendo los planes cuando una de las chicas dijo que teníamos forzosamente que alterar el programa y retrasarlo un día porque impepinablemente el sábado debíamos ir de compras y adquirir algún bañador, bikini o tanga para el chapuzón del domingo. La idea no nos pareció mala por lo que pasamos a diseñar la estrategia. La mañana del sábado la dedicaríamos a las compras, después aperitivo y comida y el domingo a las once, perfectamente equipadas, nos iríamos en mi coche a disfrutar del sol, el agua y el sonido del silencio. Una vez esbozado el fin de semana pasamos a elegir nuestra moda de baño. Vuelven los bañadores glamourosos de las estrellas de cine, las piezas sensuales y elegantes de formas sobrias, en blancos, negros y neutros. Quienes dicen que el bañador es más elegante que el bikini, incluso más sugerente aciertan, pero yo tengo debilidad por el dos piezas. Los más fashion son los de exagerados coulottes estilo pin up, lisos, en tonos rojos, blancos, ocres, marrones o bicolor como los de Chanel; súper divertidos los de Belstaff con volantes en el shorts y para las tenagger auténticas nada como los lunares de Wolford o los cuadritos de Vichy de Gucci. Los sorbetes y ácidos quedan divinos sobre una piel bronceada, los naranja, pistacho, amarillo, fucsia, verde de La Perla, Vuitton o Guillermina Baeza te hacen sentir guapa y confiada, lo cual significa ligue de verano a la vista seguro. Para las más primaverales, románticas y sensibles regresan las flores de todos los colores y las tiras al cuello, imprescindibles los de Océano o Zarel; los de Dos Mares rizan el rizo con los bordados de nido de abeja. Y siempre, el eterno pareo a juego. ¿Son preferibles las sirenas de mar o las maestras en seducción?

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