lunes, 7 de abril de 2008

Mamá cumple cien años

Nos quejábamos las chicas y yo, la noche del Viernes Santo, mientras nos deleitábamos con un manhattan y un aperitivo de queso y gambitas blancas, de que a pesar de tener una de las mejores Semana Santas de España, declarada de interés histórico cultural, los medios no le dan tanto relieve como a algunas de las de nuestros vecinos, y sin embargo, es tan hermosa, entrañable y emocionante como la que más. Gabi, que es cofrade, al oírnos, y aprovechando que había poca gente, se sentó un rato con nosotras, hasta que su jefe le reclamó porque habían entrado clientes, y nos estuvo contando como había vivido La Madrugá con su hermandad, y que procesiones iba, como espectador, a ver el Viernes. Este año, el sábado de Gloria y el domingo de Resurrección tiene vacaciones con lo que está encantado, dice que ¡por fin podrá descansar!. Según nos lo contaba se me escapó un grito de horror. El sábado es el cumple de mamá y casi se me olvida. Las chicas me tranquilizaron, todavía me quedaba tiempo para buscar el regalo y mami no tenía por qué enterarse de mi despiste, así que, por causa de fuerza mayor, nos vimos obligadas a virar el rumbo de nuestra conversación para determinar cuál era el obsequio perfecto para tan señalada fecha. Un número redondo: ochenta, bien se merece un objeto señero y por tanto, nada mejor que una joya.
El protagonista esta temporada es el oro amarillo, las perlas, los diamantes de colores, especialmente amarillos o el combinado blanco y negro, y las piedras semipreciosas. Todos estos elementos componen joyas muy voluminosas, bien barrocas, bien modernistas. Una vez trazadas las reglas del juego sólo tuvimos que empezar a mover las fichas. Comenzamos por unos sencillos pendientes de figura geométrica y topacios, de Aguilar de Dios, que enseguida descarté, mamá tiene muchos, como son mi debilidad... Las perlas le encantan. Un original brazalete de Uno de Cincuenta podría ser genial ¡No! Sus diseños son demasiado atrevidos para tan venerable edad. Resultan muy ponibles y delicados los anillos circulares en oro blanco con pequeñas piedras preciosas de Candela Hermanos, pero la ocasión merece una joya más espectacular. Muy fashion los collares largos de Jorge Revilla pero no veo a mamá con uno de ellos.
Sólo me quedaban tres opciones. Un magnífico colgante modernista en oro blanco y diamantes de Forzieri; una gargantilla elegante y sofisticada con estructura rígida y un pequeño diamante, de Antonio Soria o un espectacular medallón de oro amarillo con pavillé de diamantes y cordón de seda de Carrera y Carrera, digno de una reina. Mamá, aunque siempre se discuta con ella, no hay más que una (¡Menos mal!) ¿No merece por ello ser siempre la reina de la casa?

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