martes, 9 de junio de 2009

Cuatro bodas y un funeral

Hay tres cosas que siempre he querido hacer. Una, tirarle una copa de vino blanco helado a la cara a mi chico en medio de una discusión, en un restaurante carísimo, levantarme parsimoniosamente y con un golpe de melena, marcharme, dejándole plantado. Otra, darle a un hombre una sonora bofetada emulando la que Jhony le dio a Gilda y la tercera se hizo realidad el viernes, cuando llegué a mi cita con las chicas tarde, me acerqué tranquilamente a ellas, muy pausadamente abrí el bolso, saqué un sobre marfileño que dejé caer con calculada lentitud encima de la mesa y, sin despegar los labios, mientras las miraba sin expresión alguna en mi rostro, con un gesto, le pedí a Gabi un manhattan. Cuando abrieron el sobre y leyeron su contenido hicieron una mueca de fastidio. ¡Otra boda! Por qué la gente tendrá la manía de casarse, farfulló una de las chicas, a la par que otra apuntillaba cínicamente: mientras no celebren luego el divorcio. Gabi al ver la invitación, nos espetó con su humor negro que él prefería los funerales siempre que no fuesen propios, resultaban más cortos, menos aburridos y más baratos. Yo les dije que no estaba tan mal, ya teníamos otra excusa para ir de compras.
Es imperdonable que una novia civil y una canónica se vistan igual. Cada escenario requiere su vestuario. Igual que a nadie se le ocurriría en una película del Oeste vestir a los vaqueros de indios y a los indios de vaqueros no entiendo por qué en las bodas sí se hace. En la iglesia, ni escotazos ni trajes cortos y sí cola, velo o mantilla; en el Juzgado ni cola, ni velo ni mantilla y sí trajes cortos, sombreros y escotes. Zapatos de tacón midi y sencillo ramo. Los colores, blanco, marfil, perla y pasteles.
Una novia clásica va perfecta con el inefable traje de chaqueta acompañado de un cuerpo sutilmente bordado a juego con el tono del traje, un recogido informal con mechones sueltos y un discreto tocado. Si se le quiere poner una nota atrevida al clasicismo, simplemente hay que sustituir en el traje la falda por el pantalón y adornar el pelo con diminutas flores naturales. Otra opción es el dos piezas, siempre una bordada, con manguita, marcando la cintura y en dos tonos. El pelo, semirrecogido. No obstante, el top siguen siendo los vestidos. Muy elegantes para el día los rectos con abrigo tipo levita. El cabello suelto y con sombrero. Para la noche, largos pero sin cola. Para novias románticas las faldas son vaporosas, y profundos los escotes en V, las princesas lucirán el estilo imperio y las sexys y juveniles los escotes palabra de honor con falda ceñida y todas llevarán moño. ¿Cuál es tu sueño?

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