sábado, 22 de marzo de 2008

Cumpleaños feliz

Los meses de Diciembre y Enero son realmente duros; que si las fiestas, que si las rebajas.... Bueno, pues por si eso no fuese suficiente, una de las chicas tuvo la genial idea de nacer el 26 de Diciembre y otra de cumplir años el 17 de Enero. Así que después de hablar con Papá Noel, escribir a los Reyes e ir de rebajas, mi amiga no cumpleañera y yo, esta semana hemos tenido que buscar el regalo adecuado para las chicas.
Una vez que decidimos cuál era el objeto del deseo, por unanimidad resolvimos que el obsequio perfecto, ya que no podíamos traer a Georges Clooney para que les cantase el happy birthday, eran: cinturones, echamos a suertes a quien le tocaba ir de compras, y cómo no, la china me cayó a mí. De modo que el viernes por la tarde, muy arregladita yo, para ir de celebración doble, me puse a trabajar, y tras cuatro interminables horas de tiendas, conseguí los preciados tesoros. La elección fue complicada porque esta temporada los cinturones son el no va más, y para ser una chica fashion se necesita uno grande, ancho, marcando cintura, con enormes hebillas y, fundamental: a ser posible acharolado.
Opté por un Roberto Cavalli extragrande en negro y dorado, una combinación muy glamourosa, gracias a la cual mi amiga pondrá en cualquier atuendo su toque de clase personal, y para ello tuve que desechar el Animal Print. Un diseño de leopardo en cuero estampado, muy llamativo, en el que el golpe lo da la hebilla que simula una serpiente enroscada.
Cuando vi el Versace en piel rosa escamada, con su hebilla metálica entrelazando el logotipo de la casa, cuajado de cristales de Swaroski, supe que mi búsqueda había llegado a su fin. Entre medias rechacé un Fendi de charol y bronce que por su hebilla era casi letal; un Miu Miu de charol blanco con pasador cuadrado muy chic; un clásico de Dolce y Gabbana en piel grabada marrón con el logotipo en plata; un Chanel gris de aire retro con el sello inequívoco de la casa y el cinturón fajín de triple cierre hiperfemenino, que marca la cintura como un corsé de Balenciaga. Cuando ya me dirigía hacia la fiesta, lo vi: un Gucci de cadena en piel de cocodrilo en relieve azul eléctrico con las iniciales doradas en redondo que inmediatamente incorporé a mi armario.
Cuando llegué las festejadas no habían comparecido aún por lo que Gabi pudo esconder los paquetes para dárselos a los postres con la tarta que habíamos encargado, con tantas velas como sumaban los años de las dos. Mientras brindábamos con un manhattan se me ocurrió, ¿serían los cinturones un intento de contener las ansias de libertad de la mujer?

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